Ya no escribimos cartas. Hemos perdido el placer de un buen papel, una pluma bonita. Ya no sacamos punta a nuestros lápices. Poco a poco los utensilios de escritura se van quedando como algo residual, apenas para firmar o tomar unos apuntes rápidos. Es una lástima.
El Corral de Comedias de Almagro. Esperando a los actores y al público. Todo preparado para representar "El Buscón". Teatro en silencio, vestuario mudo, camerinos vacíos...¿Vacíos?
La invención de la escritura permitio al hombre entrar en comunicación con los demás. Y plasmar sus pensamientos. Ahí comenzó la Historia. Y los objetos de escribir pronto fueron cotidianos. A lo largo del tiempo se hicieron aliados imprescindibles de todos nosotros. Útiles y cargados de belleza en sí mismos.
Visitando la XX Feria de Artesanía de Almagro vuelvo a los colores, esos que se agarran a las formas y nos inundan los ojos; esos que nos transmiten ganas de vivir; esos que a veces pasan a un segundo plano por que el objeto que los sustenta es el protagonista. Tenemos que aprender a verlos y a valorarlos por sí mismos.
A veces se pasan años en sus estanterías sin una mano que los acaricie. Solo vemos sus lomos. Pero cuando los cogemos nos sorprenden con sus encuadernaciones: verdaderos estuches del saber humano.
Me gusta la Arquitectura en cuanto creadora de espacios interiores y exteriores, de volúmenes y contrastes. Dejo aquí unos cuantos ejemplos dispares en el tiempo y en el estilo, pero todos fascinantes.
